Collares de metal
De los primeros collares a la era del metal
Desde tiempos antiguos los seres humanos han sentido la necesidad de embellecer sus cuerpos y en diversas culturas del mundo los collares de metal han sido una parte esencial de la joyería.
Actualmente estos collares adornan el cuello de quienes los llevan y muestran un estilo personal. Sin embargo, en sus inicios, estas joyas también eran símbolos de identidad y de poder.
En las civilizaciones primitivas, los collares se fabricaban con materiales naturales, como piedras, conchas, huesos, dientes o madera.
Gracias a los cambios constantes en la sociedad y al descubrimiento de las maravillas de los metales, la era de los collares de metal comenzó a brillar.
Los primeros contactos con los metales fueron fortuitos. Igual alguien tropezó con un trozo de cobre rojizo o se encontró una pepita brillante de oro en un río. Estos descubrimientos provocaron admiración y curiosidad. Pero los primeros collares de metal no eran creaciones elaboradas, sino adornos sencillos confeccionados a base de trozos de metal enrollados o martillados.
Con el paso de los años, este tipo de accesorios evolucionó en sus diseños, materiales y significados. Los artesanos aprendieron a fundir, a moldear y darle forma a los diferentes metales, como el oro, la plata o el cobre, los procesos de trabajo del metal se fueron perfeccionando y los diseños de los collares de metal se volvieron más diversos y elaborados.
Se incorporaron colgantes en los collares, con símbolos religiosos, formas de animales o cuentas de metal.
De esta forma, las primeras cadenas de metal marcaron un antes y un después en la historia de las joyas. No sólo por su innovación tecnológica en el uso de nuevos materiales, sino también porque reflejaron los valores, las creencias y la estructura social de las primeras civilizaciones.
Los collares en las civilizaciones antiguas o el poder de la elegancia
Durante la antigüedad las primeras civilizaciones, como Egipto, Grecia, Roma y Mesopotamia ya creaban joyas usando metales.
En el Antiguo Egipto el oro se consideraba un metal sagrado, asociado a la inmortalidad y al sol. Los faraones egipcios y la nobleza lucían collares de oro adornados con piedras preciosas, como la coralina, el lapislázuli y la turquesa, que mostraban sus creencias religiosas pero también su posición social.
A medida que las civilizaciones antiguas florecieron, el arte de las joyas confeccionadas en metal alcanzó altos niveles de sofisticación en diferentes partes del mundo.
En la antigua Grecia y Roma se apreciaban los collares de plata, bronce y oro como parte del vestuario para las ceremonias y también para el día a día.
Los diseños de los collares de metal, a menudo inspirados en la mitología y en la naturaleza, se volvieron más refinados y delicados. Por esta razón era bastante común encontrar collares con colgantes de flores, animales, hojas o representaciones de diosas y dioses. Además, esto collares de metal podían llevar también gemas talladas con imágenes o inscripciones.
Collares de metal
De los primeros collares a la era del metal
Desde tiempos antiguos los seres humanos han sentido la necesidad de embellecer sus cuerpos y en diversas culturas del mundo los collares de metal han sido una parte esencial de la joyería.
Actualmente estos collares adornan el cuello de quienes los llevan y muestran un estilo personal. Sin embargo, en sus inicios, estas joyas también eran símbolos de identidad y de poder.
En las civilizaciones primitivas, los collares se fabricaban con materiales naturales, como piedras, conchas, huesos, dientes o madera.
Gracias a los cambios constantes en la sociedad y al descubrimiento de las maravillas de los metales, la era de los collares de metal comenzó a brillar.
Los primeros contactos con los metales fueron fortuitos. Igual alguien tropezó con un trozo de cobre rojizo o se encontró una pepita brillante de oro en un río. Estos descubrimientos provocaron admiración y curiosidad. Pero los primeros collares de metal no eran creaciones elaboradas, sino adornos sencillos confeccionados a base de trozos de metal enrollados o martillados.
Con el paso de los años, este tipo de accesorios evolucionó en sus diseños, materiales y significados. Los artesanos aprendieron a fundir, a moldear y darle forma a los diferentes metales, como el oro, la plata o el cobre, los procesos de trabajo del metal se fueron perfeccionando y los diseños de los collares de metal se volvieron más diversos y elaborados.
Se incorporaron colgantes en los collares, con símbolos religiosos, formas de animales o cuentas de metal.
De esta forma, las primeras cadenas de metal marcaron un antes y un después en la historia de las joyas. No sólo por su innovación tecnológica en el uso de nuevos materiales, sino también porque reflejaron los valores, las creencias y la estructura social de las primeras civilizaciones.
Los collares en las civilizaciones antiguas o el poder de la elegancia
Durante la antigüedad las primeras civilizaciones, como Egipto, Grecia, Roma y Mesopotamia ya creaban joyas usando metales.
En el Antiguo Egipto el oro se consideraba un metal sagrado, asociado a la inmortalidad y al sol. Los faraones egipcios y la nobleza lucían collares de oro adornados con piedras preciosas, como la coralina, el lapislázuli y la turquesa, que mostraban sus creencias religiosas pero también su posición social.
A medida que las civilizaciones antiguas florecieron, el arte de las joyas confeccionadas en metal alcanzó altos niveles de sofisticación en diferentes partes del mundo.
En la antigua Grecia y Roma se apreciaban los collares de plata, bronce y oro como parte del vestuario para las ceremonias y también para el día a día.
Los diseños de los collares de metal, a menudo inspirados en la mitología y en la naturaleza, se volvieron más refinados y delicados. Por esta razón era bastante común encontrar collares con colgantes de flores, animales, hojas o representaciones de diosas y dioses. Además, esto collares de metal podían llevar también gemas talladas con imágenes o inscripciones.